miércoles, 28 de agosto de 2024

¿Por qué todo el mundo habla del calor? - La queja y los "temas estándar" (#6)

Posiblemente habrá notado el estimado lector que esta vez introduzco el tema entre interrogantes. Normalmente, cuando voy a explicar algo lo hago sin interrogantes. "Por qué..." de esa manera dejo claro que va a ser una explicación, pero el tema de hoy me desconcierta bastante, y por eso he decidido exagerarlo con signos de interrogación; porque no termino de entenderlo.

Tenga en cuenta el lector que escribo esto desde España. Ahora mismo, en el hemisferio norte estamos en verano.

Dicho esto, comenzemos. Normalmente, cuando tengo alguna conversación con algún vecino o familiar en verano siempre se menciona el calor en verano. Entiendo que les debe de molestar bastante y como consecuencia se quejan de ello.

Admito que efectivamente, el calor es molesto, y en ocasiones peligroso. Mi propósito no es rebatir ese punto. También es verdad que soy joven, y que el calor no me afecta tanto como a una persona de avanzada edad, lo cual también es un punto para ellos.

Sin embargo, el hablar constantemente del calor me resulta extremadamente molesto. Porque además, muchas de las veces sólo se habla de el calor en sí y las consecuencias que trae, pero pocas veces se habla de las soluciones frente al calor, siendo la mayoría soluciones a corto plazo. Asimismo, el repetir constantemente "qué calor hace" puede funcionar como un efecto placebo negativo: puede hacer que sintamos más calor del que realmente hay.

Comparto que el primer paso para resolver un problema es identificar el problema y su origen, sus características, sus causas; para después centrarse en las consecuencias. Pero esto es sólo el primer paso. Lo que quiero decir es que creo que la gente mantiene una actitud incorrecta, o al menos una que no beneficia demasiado: la queja.

En Mente, ¡déjame vivir! de Eduardo Llamazares [1] hay un capítulo entero dedicado a la crítica y la queja. Enfatiza bastante en que practicar el hábito de quejarse es bastante perjudicial para la salud. Porque para empezar, a veces ni siquiera nos estamos quejando de un problema real. Muchas veces somos extremadamente sensibles a ciertas acciones y nos quejamos simplemente por el afán de detener algo que nos molesta, por mínimo que sea.

El calor podría ser el caso. En este caso puede ser bastante molesto, aunque aquí mi opinión es que se trata de un problema real: especialmente si además en ese momento tienes que hacer un esfuerzo físico o mental importante, como salir a hacer deporte (excluiremos la natación de la lista) o trabajar al aire libre. Si no va lo suficientemente equipado, o en ciertas ocasiones hasta yendo equipado, puede sufrir un golpe de calor. Y en algunos casos puede ser mortal [2]. Ahora bien, ¿significa esto que no pueda salir a hacer deporte? Mi respuesta es un triste "depende". Depende de muchas circunstancias, pero en verano mi recomendación sería o salir muy temprano en la mañana o muy tarde en la noche. O hacer natación. En cualquier caso, el objetivo primordial debe ser proteger la vida. Asegúrese de tener agua y comida a mano, además de un teléfono móvil por si necesitara pedir ayuda.

Daré un dato. Según Amnistía Internacional, en las obras para construir el complejo de estadios del Mundial de Qatar murieron más de 6.500 trabajadores debido a las altísimas temperaturas y las pésimas condiciones de trabajo y seguridad social; la fórmula perfecta para acabar con miles de vidas [3]. Aún así y por desgracia ese Mundial fué un exito...

Entonces, queda demostrado que el calor es sin duda peligroso. En España murieron unas 4.744 durante el verano a causa del calor [4]. Pero, ¿justifica esto que nos estemos quejando constantemente de las altas temperaturas? No. La queja puede llegar a cumplir la función de identificar un problema, especialmente cuando estamos hablando de las grandes masas (recuerde las manifestaciones). También hay otras maneras de identificar un problema, como simplemente pararse a analizar la situación. Cuando alguien se queja de algo enfatiza en los aspectos negativos, cosa que suele desviar la atención del sujeto del propio problema, centrándose únicamente en las desventajas.

Sin embargo, si analizamos racionalmente un problema esta "desviación hacia lo negativo" no tiene por qué ocurrir. Esto es a lo que me refiero. En sí lo que me molesta no es que hablen constantemente de ello (que tampoco es positivo repetir tanto un tema en mi opinión), si no que se centren únicamente en lo que tienen delante de sus ojos y no en buscar una solución al problema.

No obstante, si quiero cumplir con los consejos de Mente, ¡déjame vivir!, no debería a grosso modo dejarme molestar tan fácilmente (esto es más bien un problema personal). Pero escribo este artículo para hacer ver este problema a más personas y buscar otros temas de conversación más importantes. Porque al fin y al cabo, muchas veces recurrimos a "temas estándar" (a saber: el calor, el tiempo, el fútbol, la comida...) para empezar a hablar con alguien, esepcialmente si se trata de una persona nueva en  nuestra vida.

Ahora bien, mi opinión no es que estos temas deban erradicarse por completo. Es importante hablar del tiempo y de la comida porque son cosas que nos afectan en la vida diaria y tampoco han de descuidarse. Pero no deben de ser lo único sobre lo que se hable. Hay muchísimos temas de conversación disponibles sobre los que hasta se puede formar un pequeño debate, lo cual es mucho más enriquecedor que recurrir a estos temas estándar por los siguientes motivos:

Aprende a ver temas nuevos. Esto es un beneficio para el grupo porque de esta manera se descubren nuevas cosas de las que hablar que pueden resultar bastante relevantes, pero que no se habían tenido en consideración. También puede descubrir un interés que no sabía que tenía. Por otra parte, conocer muchos temas puede ayudarle a ver relaciones entre ellos que pueden resultar intresantes, y algunas de ellas tendrán algún tipo de aplicación práctica. Por último, tendrá a su disposición muchas cosas - diferentes a las tipicas - de las que hablar cuando conozca a alguien nuevo.

Aprende a formar opiniones. Esto es algo que debería enseñarse en la escuela, pero por desgracia no es así. Al descubrir nuevos temas podrá aprender a formar opiniones en base a lo que ya conoce, y también a revisarlas en el futuro cuando su conocimiento se expanda.

Aprende a debatir. Esto también se debería enseñar en la escuela; y hay que decir que en Valores Éticos se intentó, aunque esto se aprende más con la práctica. Básicamente, se trata de aprender a respetar las normas que se establecen en un debate (turnos de palabra, mantener una actitud asertiva, escuchar...) y a tener la actitud para analizar las opiniones ajenas sin centrarse en los negativos (queja y crítica [1]) para llegar a un nuevo punto de vista. Al final del debate, se puede llegar o no a un acuerdo pero lo importante es el haber hablado lo suficiente como para haber aprendido algo nuevo, incluido el dejar de ver las opiniones ajenas como irrelevantes. El debate es un tema bastante extenso del cual hablaremos en el futuro [5].

Aprende a escuchar. A algunas personas nos pasa que nos centramos excesivamente en nuestras propias opiniones. El escuchar nuevos temas y opiniones diversas puede captar nuestra atención y revelar el mundo con otra perspectiva.

Estas son algunas de las ventajas de hablar de otros temas de conversación. Pero como digo, el debate es un tema muy grande. Mi objetivo con esta entrada era discutir el asunto de los temas estándar que ciertamente me molestaba. Aunque también espero que esto no haya sonado mucho a queja...

Autor: Rubén Cardenal Hernández (originalmente publicado como Sr R. C.) Publicado el 28 de agosto de 2024 a las 11:26 AM UTC+2.

Bibliografía
[1]: Eduardo Llamazares, Mente, ¡déjame vivir!, capítulo Nº 20, Booket (ISBN 9788467061390). Puede adquirir aquí el libro en cuestión: https://www.casadellibro.com/libro-mente-dejame-vivir-descubre-como-disfrutar-de-tu-vida-sin-sufrimientos-inutiles/9788467061390/11918914

Nota: las fuentes fueron consultadas por última vez el día de la publicación (28 de agosto de 2024).

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