viernes, 31 de enero de 2025

El pensamiento de David Hume resumido para selectividad (2025) (artículo Nº 16)

David Hume fue uno de los principales representantes de la filosofía empirista, siguiendo una línea similar a Aristóteles y Santo Tomás de Aquino. Sin embargo, Hume fue además un fuerte escéptico, en mayor medida que Descartes incluso. Es decir, puso en duda todo el conocimiento previo, llegando a dudar del principio de causalidad y la idea del yo, entre otros. Trató de explicar la naturaleza humana en sus obras, aproximándose a lo que posteriormente sería la Psicología.

La filosofía de Hume se ve muy influenciada por el pensamiento de John Locke y George Berkeley, además de René Descartes en algunos aspectos.

Contexto histórico e influencias

David Hume [IMG-1] nace el 26 de abril (según el calendario juliano) o el 7 de mayo (según el gregoriano) de 1711 en Edimburgo (Escocia); en el seno de una familia con bastante poder adquisitivo y durante el desarrollo de la Ilustración (S. XVIII). Su madre reconoció pronto sus capacidades para el estudio y su inteligencia, motivo por el cual es enviado a estudiar Derecho en la Universidad de Edimburgo junto a su hermano mayor. Hume comenzará la carrera con 11 años de edad, aunque no la terminará, en vista de que comienza a sentir una aversión insuperable hacia todo lo que no fuera la investigación filosófica y el saber en general [1]. Con 15~16 años abandona la Universidad sin el título en Derecho, tras haber pasado una crisis motivada por la aversión a estudiar esta carrera en vez de investigar en Filosofía (como manifestó en una de sus cartas al polímata John Arbuthnot [2]).


[IMG-1] David Hume por Allan Ramsay.

Con 18 años de edad había logrado un importante progreso en su filosofía. A esa edad su familia le envía a Bristol, a trabajar como secretario tras esta crisis. Sin embargo, decide mudarse a Francia, donde comenzará a dedicarse plenamente a la Filosofía. Si recuerda usted el artículo de René Descartes, la Francia del siglo XVII estuvo marcada por un fuerte escepticismo, proveniente del pirronismo; cuya influencia continuaría durante el S. XVIII. Mientras que Descartes se valió de la duda para sostener su filosofía racionalista, Hume hace algo similar con el empirismo. Ahora bien, este último autor no utilizará la duda como método. Más bien se basa en ella, la utilizará como argumento para criticar nuestra capacidad para conocer.

Entre 1734 y 1737 (23-26 años) residirá en La Flèche, recordemos, lugar donde estudió Descartes en su momento. En 1739 publicará el Tratado de la naturaleza humana, uno de sus títulos más importantes. Sufrió un fuerte rechazo, el cual sumado a su fama como ateo, le dificultó mucho el encontrar trabajo. Fue rechazado en la Universidad de Edimburgo como profesor de Filosofía.

El Tratado consta de tres libros. Los dos primeros, publicados juntos, tratan la epistemología y la psicología, respectivamente. En 1741 se publica el tercer libro, sobre ética. Posteriormente Hume reescribirá estos tratados: los libros primero y segundo serían reescritos como Investigación sobre el entendimiento humano, y el tercero como Investigación sobre los principios de la moral. Ademas publicó una serie de ensayos y libros de historia (Hume también fue historiador), la mayoría mientras trabajaba como bibliotecario en la Facultad de Derecho de Edimburgo.

Las Investigaciones, si bien Hume consigue simplificar su argumentación y hacerlas más accesibles, son menos extensas y profundas que el Tratado, generalmente hablando. Creo esencial comprender la estructura de los principales títulos de este filósofo, pues me referiré a ellos a lo largo del artículo.

Tras una vida dedicada a la Filosofía y a la Historia, habiendo conocido a Voltaire y a Rousseau (esta última amistad acabaría marchitándose por la personalidad de Rousseau [3]) finalmente Hume redactará una autobiografía, conociendo su inminente muerte, por cáncer, en 1776. Este conocido fragmento pertenece a la misma obra:

«Soy o, más bien, fui, un hombre de disposición humilde, de temperamento ordenado y de talante alegre, abierto, social y claro, con capacidad de afecto, pero poco dado a la enemistad y de gran moderación en todas mis pasiones. Incluso mi amor por la gloria en el campo de las letras, pasión dominante en mí, nunca agrió mi temperamento, a pesar de mis frecuentes desilusiones. Mi compañía no era inaceptable por los jóvenes despreocupados, así como tampoco por los estudiosos y los hombres de letras; y como me complacía especialmente la compañía de mujeres discretas, no tenía razón para estar disconforme con su acogida.»

Muchos pensaron que este autor afrontaría de mala manera la muerte, al ser ateo y no tener el consuelo de la vida en el más allá. James Boswell acudió a su lecho de muerte con esta idea, y quedo sorprendido con lo bien que asimiló Hume el hecho de que pronto moriría, llegando este filósofo a afirmar que la vida tras la muerte no es más que un irracional capricho.

Metafísica y Epistemología

Base psicológica

Para comprender la filosofía de Hume es necesario tratar primeramente la base psicológica que el establecía para el ser humano. Al ser Hume empirista, afirmará efectivamente que todo el conocimiento proviene de los sentidos. Paralelamente a otros autores empiristas, como Locke, Hume defendió que el ser humano en su nacimiento es como una pizarra en blanco, una tabula rasa, en la cual se irían grabando las experiencias del individuo, y a partir de las cuales surge el saber. Observe que los empiristas no niegan la razón , más bien tratan de limitar su validez y afirmar que funciona sólo habiendo experimentado experiencias previas.

Así, Hume establece dos elementos en la razón: las impresiones y las ideas. Las primeras corresponden directamente con lo que se percibe. Por tanto, son intensas, mientras que las segundas, las ideas, son copias de las impresiones, luego son de menor intensidad (se podría decir que son "recuerdos" de las impresiones concretas).

A su vez, las impresiones se subdividen en sensaciones y reflexiones, siendo las sensaciones aquello que atribuímos directamente a los sentidos (por ejemplo, ver un vehículo que se aproxima hacia usted); mientras que las reflexiones constituyen una información útil asociada a la sensación (sentir el peligro, la necesidad de apartarse ante el vehículo).

También se puden clasificar, tanto las impresiones como las ideas en simples o complejas, según su grado de complejidad. Las complejas se descomponen en simples, elementos irreducibles. Una idea compleja puede ser una calculadora, mientras que está compuesta por ideas simples: sus colores, su tamaño, sus proporciones... Además, teniendo esto en cuenta podemos observar que nuestra mente puede construir ideas complejas a partir de otras ideas. El ejemplo clásico es el de sirena, que proviene de la combinación de la idea de ser humano y la idea de pez. Entonces, esta idea no se puede asociar directamente a una impresión de sirena, pues ha sido construida como recién hemos explicado.

Para explicar la forma por la cual estas ideas se asocian en nuestra mente, postula unas leyes en el Tratado de la naturaleza huamana, en el Libro I (epistemología), las leyes de asociación de ideas:

I. LEY DE SEMEJANZA: Afirma Hume que tendemos a asociar ideas semejantes. Si ve usted el cuadro de Rafael, La escuela de Atenas, pensará directamente en los filósofos y personalidades del cuadro.

II. LEY DE CONTIGÜIDAD: Postula que las ideas se asocian cuando ocurren juntas, es decir, cuando son próximas en tiempo o en espacio. Si ha bailado con esa persona especial cuando sonaba una canción concreta, asociará la canción a la persona.

III. LEY DE CAUSA-EFECTO: Establece que entendemos las ideas en términos de causalidad, a saber, que son el efecto de otras ideas, las causas. Así, si un balón impacta contra su ventana, inmediatamente pensará que alguien lo ha lanzado.

Tipos de conocimiento

Asimismo, Hume distinguirá dos modos de conocer. Por una parte considera las relaciones de ideas. Se trata de conexiones necesarias, por definición, entre ideas. Se cumplen en ámbitos de la Matemática. Un ejemplo sería "una recta queda definida con un punto y una dirección". El predicado de la oración va implícito en el sujeto, no aporta información nueva, puesto que la definición de recta incluye precisamente ello. Se trata, entonces, de una proposición analítica, que no aporta información nueva. Además, no es necesario recurrir a la experiencia para demostrar la proposición anterior (a priori).

"Proposiciones de este tipo son descubribles por la mera operación del pensamiento, sin dependencia sobre qué lo que exista en cualquier lugar del universo."
Investigación sobre el entendimiento humano, Sección IV, Parte I (epistemología).

El segundo modo de conocer corresponde a las cuestiones de hecho. Estas últimas sí aportan información nueva al sujeto con el predicado (proposición sintética). La proposición "Rubén sabe montar en bicicleta" aporta información nueva con respecto al sujeto "Rubén". Además, es necesario recurrir a la experiencia para confirmar este hecho (a posteriori). Porque en la definición de Rubén no se encuentra el saber montar en bicicleta.

Es interesante que recuerde la terminología de proposición ANALÍTICA (que NO aporta información), proposición SINTÉTICA (que SÍ aporta información nueva), a priori (independiente a la experiencia) y a posteriori (dependiente de la experiencia) para la filosofía de Immanuel Kant, que ampliará estos conceptos... [4]

Críticas

Con todo lo anterior, podemos comenzar con las críticas de David Hume hacia la Metafísica, criticando las tres ideas fundamentales de ella: la idea de Dios, la idea del alma o el yo, y el mundo. Además de criticar el principio de causalidad.

El principio de causalidad ha sido un pilar fundamental en todo el pensamiento, puesto que permite establecer relaciones entre sucesos de todo tipo. Santo Tomás de Aquino lo usa para demostrar la existencia de Dios, por ejemplo. Y en la gran mayoría de argumentaciones es utilizado.

Estudiemos un ejemplo de causalidad. Supongamos que, en términos lógicos, el suceso A implica el suceso B. Si duerme 2 horas esta noche, mañana estará terriblemente agotado, por ejemplo. Ahora bien, si conoce con certeza que ha dormido 2 horas, necesariamente se sentirá cansado mañana.

Esta regla, dentro de la lógica, se conoce como modus ponens [5]:

1: A implica B, y 

2: Se da A.

Conclusión: se da B


Veamos ahora el caso adverso. Conocemos lo siguiente:

1. A implica B, y

2. Se da B

Conclusión: Se da A


¿Diría que es esto cierto? Si se ha dado B, parece lógico pensar que A se ha tenido que dar. Si ha pensado que sí, sea advertido que esto se trata de una falacia, una de las más comunes en cuanto a causalidad. Si duerme 2 horas, estará agotado. Pero, si esta agotado, ¿necesariamente ha tenido que dormir 2 horas? No, usted podría encontrarse agotado por cualquier otra razón, incluso si ha dormido lo suficiente.

Recuerde la Ley de Causa-efecto que postuló Hume. Estamos acostumbrados a pensar en términos de causalidad, y ello puede ser peligroso. Ahora bien, Hume va mucho más allá de esta argumentación. Aquí, he pretendido demostrar que hay que tener cuidado con la causalidad. Pero Hume desconfiaba completamente de la causalidad, afirmando que todo ello podría ser una falacia. Fuere esto cierto, quedaría derrumbado uno de los más importantes pilares de toda la filosofía.

Hume sostuvo esta posición argumentando que, si bien usted puede percibir la causa, y el efecto; nunca percibirá la causalidad en sí misma. Usted ve un futbolista golpeando el balón, y a continuación ve como este último sale disparado hacia portería. Pero no percibe la causalidad, nada que le asegure con absoluta certeza que siempre se vaya a cumplir eso.

Sin embargo, es importante observar que este autor no está negando el principio de causalidad; más bien está advirtiendo nuestros límites para poder verificarlo. Argumenta que, como siempre que hemos chutado un balón ha salido disparado, mediante las leyes de asociación de ideas hemos creado un hábito, que nos hace pensar que esta situación se dará siempre (acorde con el principio de causalidad). Hume no negará la utilidad de estas suposiciones, y afirmará que las ciencias tan sólo podrán predecir sucesos de forma probabilística, nunca con certeza absoluta (excepto la Matemática, al tratar relaciones de ideas en lugar de cuestiones de hecho).

Hume, por otra parte, criticará también el concepto de sustancia (recuerde Aristóteles), argumentando que, si bien podemos percibir los accidentes, las categorías de las sustancias, nosotros no podemos percibir la sustancia en sí misma. Algo similar utiliza para criticar la idea de yo. No podemos percibir nuestra propia sustancia (si va percibiendo sustancias por la calle, considere una visita al psicólogo). Nuestra personalidad no es un único núcleo. Hume dirá que se trata de una sucesión de pensamientos e impresiones. Además, estos pensamientos e impresiones cambian a lo largo del tiempo, y es la memoria la facultad que nos permite establecer un orden temporal para contemplar nuestra evolución como personas, y así formar un autoconcepto.

Con respecto al mundo, la realidad extramental, Hume también dudará de su existencia. Si bien no puede negar que él percibe, pues tiene impresiones; por su crítica al principio de causalidad no puede afirmar que esas impresiones procedan de tal cosa como una realidad extramental, porque no puede aplicar el principio de causalidad para demostrarlo, en vista de su anterior crítica del mismo. Y, en último lugar, dudará también de la existencia de Dios. Negará las cinco vías de Santo Tomás de Aquino al basarse estas en la causalidad. Para Hume, la única forma de demostrar la existencia de Dios sería mediante un milagro, al ser este un hecho empírico (porque la cuestión de Dios no es una relación de ideas, aquí critica el argumento ontológico, basado en la existencia de Dios como ser más perfecto; si no que la existencia de Dios es una cuestión de hecho). Pero argumenta entonces que él no ha visto nunca uno, que las historias de los milagros deben ser falsas y, incluso si fueran reales, no se podría demostrar que ha sido Dios el autor del propio milagro (usted no puede percibir la causalidad).

Así, sumido en un escepticismo extremo, Hume criticó toda la Metafísica, con argumentos principalmente basados en la crítica a la causalidad y la experiencia como único origen y fin del conocimiento.

Ética

La ética de Hume era una ética emotivista, a saber, que basaba la corrección de las acciones y los principios morales no en la razón, si no en las emociones; como bien explicará en el Libro III de ética del Tratado, como en su Investigación sobre los principios de la moral. Además, como este filósofo negaba la existencia de Dios no podía establecer una moral y ética basada en este, como hicieron San Agustín con la cuestión del libre albedrío otorgado por Dios, y Santo Tomás con su ley natural instaurada en los seres humanos por Dios (a grosso modo). Puede resultar extraño que alguien tan escéptico proponga una ética basada en las emociones, pero precisamente el escepticismo de Hume era contra la razón.

Él afirmaba que, si bien la razón puede describir con precisión un hecho, al igual que puede llegar a premisas (como en la Matemática); esta nunca será suficiente para impulsar a las personas a hacer lo correcto. Dicho de otra manera, como expresó A. C. Grayling en su título Historia de la Filosofía: Un viaje por el pensamiento universal [6], de una premisa "x es", para Hume es imposible concluir "haz y".

Con ello, Hume defenderá que debemos guiar nuestras acciones en función de nuestros sentimientos, concretamente los de aprobación y desaprobación, o agrado y desagrado.

Sin embargo, hoy en día muchas personas rechazarían esta ética, en vista de que tenemos documentación de trastornos de la personalidad como el psicopático. Luego exisitría un gran riesgo a caer en un subjetivismo moral en el que "todo vale" en cuanto que nuestros sentimientos lo aprueben o no. No obstante, Hume partía de la base de que todos los seres humanos tenemos simpatía, que es una cualidad que nos permite participar en los sentimientos de otras personas (vendría a ser similar a lo que hoy en día entendemos como empatía). También argumentará a favor de la utilidad, que es el cálculo del placer que provocará una acción, tanto para uno mismo pero especialmente para la mayoría de las personas (algo parecido a lo que proponían los epicúreos).

Así, según Hume, con la simpatía y la utilidad, la moral seguiría siendo universal y no subjetiva, puesto que en estas facultades se basan los sentimientos de aprobación y desaprobación.

Conclusión

En definitiva, David Hume trató de construir una filosofía que sirviera para explicar la naturaleza humana, y los principios de la moral, tomando como base las premisas empiristas. Aunque terminó con una perspectiva totalmente escéptica, llevada al máximo. No obstante, hemos de recordar la importancia de la información que nos aportan los sentidos. Immanuel Kant tratará de sintetizar el racionalismo y el empirismo en una nueva filosofía, el idealismo trascendental. Pero muy probablemente no hubieramos tenido a Kant, considerado uno de los filósofos más importantes de toda la historia; si no hubiera sido por Hume, puesto que este primero fue un convencido racionalista durante su juventud, y sólo fue tras leer las obras de David Hume cuando salió de su "dogmático racionalismo".

Si desea profundizar más en la obra de este autor, sería recomendable la lectura de sus Investigaciones, al ser menos complejas para iniciarse que el Tratado.


Publicado por: Rubén Cardenal Hernández (originalmente publicado como Rubén C.) el 31 de enero de 2025 a las 12:04 A.M.

Bibliografía:
[1]: Web Dianoia - David Hume: https://www.webdianoia.com/moderna/hume/hume_bio.htm
[2]: Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/David_Hume#cite_note-5
[3]: Filosofia i Pensament, Ramon Alcoberro - http://www.alcoberro.info/planes/rousseau2.htm
[4]: Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Distinci%C3%B3n_anal%C3%ADtico-sint%C3%A9tico
[5]: Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Modus_ponendo_ponens
[6]: A. C. Grayling, Historia de la Filosofía, Ariel (edición de febrero de 2022), Capítulo de David Hume, página 332 (ISBN 9788434433809)


Bibliografía no citada en texto:
[N-1]: A. C. Grayling, Historia de la Filosofía, Ariel (edición de febrero de 2022), Capítulo de David Hume (ISBN 9788434433809)
[N-2]: Apuntes de La Lechuza de Minerva: https://lalechuzademinerva.es/historia-de-la-filosofia/
[N-3]: Clases de Hª de la Filosofía de 2º de Bachillerato en mi instituto público, Madrid.
[N-4]: Platonto: https://www.youtube.com/watch?v=EILODffJM1Q
[N-5]: Jostein Gaarder, El Mundo de Sofía, Siruela (edición de enero de 2024), Capítulo de Hume (ISBN 978-84-9841-451-6)
[N-6]: Titi CLB: https://www.youtube.com/watch?v=2ONKTVhktA4
[N-7]: Titi CLB: https://www.youtube.com/watch?v=Vw9oi5P58XE


Imágenes:
[IMG-1]: Dominio público: https://www.worldhistory.org/image/18253/david-hume-by-ramsay/

sábado, 18 de enero de 2025

El pensamiento de Santo Tomás de Aquino resumido para selectividad (2025) (artículo Nº 15)

De igual manera que San Agustín de Hipona cristianizó la filosofía platónica, Santo Tomás de Aquino (ni se atreva a hacer el chiste con respecto a su lugar de origen) hizo lo mismo con la filosofía aristotélica. El primero fue el pensador fundamental de la Patrística, una filosofía centrada en el cristianismo, con objeto de establecer un sistema filosófico basándose en las escrituras sagradas, de forma que así se podría defender esta religión. Mientras que el segundo viene a ser de la Escolástica, y, en términos simples, podríamos decir que es la continuación de la Patrística. Esta, se centró más en la complementación de la Teología y la Filosofía. Ambas corrientes tienen algunos puntos en común.

Antes de comenzar con este autor, repetiré la advertencia que hice con San Agustín. Evite hacer prejuicios a la filosofía de este autor por el simple hecho de ser cristiano. Trate de entenderla, y puede, por supuesto, criticarla con argumentos sólidos. Así es como se hace filosofía. Atrévase a conocer. De igual manera, puede ser interesante que revise los principales fundamentos del cristianismo, en vista de que siempre se suele dar por hecho que son conocidos, aunque hay mucho misticismo y bulos en cuanto a ello, además de varias ramas dentro de la propia religión.

Dedico así el siguiente parrafo a introducir esta religión, puesto que es innegable toda la relvancia que ha tenido, como mínimo históricamente. El cristianismo es la religión que tiene por dios a Jesús, y tiene por texto sagrado La Biblia, dividida en el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. Una de las creencias fundamentales de esta religión es la figura de la Santísima Trinidad. Se sostiene así que el Padre, el Hijo, y el Espíritu Santo comparten la esencia, y son Dios, pero se manifiestan en personas distintas. El Hijo de Dios (que técnicamente, también es Dios), vendría a ser Jesús de Nazaret, que en principio fue un personaje histórico. Esta religión nace del judaísmo, y en sus orígenes fue bastante perseguida. Pero finalmente acabó siendo establecida como religión oficial del Imperio Romano de Occidente en el 380 D.C. por Teodosio (como comentábamos en el artículo de San Agustín).

Contexto histórico e influencias

Santo Tomás de Aquino [IMG-1] es casi un milenio posterior a San Agustín de Hipona, y entre estos autores también hubo importantes filósofos del medievo, como lo fueron Boecio, San Anselmo, Abelardo, entre otros... Nació en 1224 o 1225 en una familia noble de Roccasecca, Aquino (actual Italia), y era el menor de nueve hermanos.


Pintura por Carlo Crivelli, Santo Tomás de Aquino [IMG-1]

La historia de Santo Tomás es un tanto interesante, en vista de que tuvo que rebelarse contra el deseo de sus padres de unirse a la orden benedictina, una orden religiosa. El deseo familiar se contradecía con su deseo personal, puesto que él deseaba entrar en la orden de los dominicos, a causa de la influencia que ejerció sobre Santo Tomás un reclutador de esta última orden, Juan de Wildeshausen.

Su familia trató de evitar esto por todos los medios. Incluso llegaron a secuestrarle, a encerrarle, y a disuadirle de unirse a esta orden con una prostituta, y fue él el que se negó a ello auyentándole usando un atizador incandescente. Finalmente cosigue huir de su familia con ayuda de algunas hermanas y se va a París para estudiar como alumno de San Alberto Magno, alrededor de 1245. Durante su cautivero, sin embargo, tuvo acceso a algunos títulos, y pudo aprovechar para leer (y memorizar) las Sagradas Escrituras, las Sentencias de Pedro Lombardo, además de comenzar a leer filosofía aristotélica. Más adelante, el propio Santo Tomás dará clase como maestro de Teología. Se decía que era un hombre de pocas palabras. No obstante, escribía mucho (una de sus obras más largas, la Suma Teológica, tiene más de dos millones de palabras y equivale alrededor de dos Biblias y media en extensión).

Entre 1259 y 1269, Santo Tomás se desplaza a Roma, ocupado como teólogo papal. Aún así, continuó con su larga tarea como escritor, comentando los textos de Aristóteles, filósofo con el cual conectó en gran medida. Entre 1269 y 1272, la orden dominca le envía a París con objeto de defender a dicha orden de ciertas críticas asociadas a diferentes corrientes de pensamiento y otras órdenes. Asimismo, trató de unificar el pensamiento de Aristóteles con la religión católica. Posteriormente se dirige a Nápoles con el fin de fundar su propia universidad. Finalmente, en el 1273, tras lo que él describió como una "experiencia mística", que le dejó sin capacidad de escribir durante sus últimos tres meses, muere en el Monasterio de Fosanova.

Hemos de recordar que durante todo el medievo, la Iglesia Católica consiguió una gran relevancia a causa del establecimiento del cristianismo como religión oficial del Imperio Romano, y en general por su expansión por la Europa. El modelo económico predominante fue el feudalismo, con una sociedad dividida en tres clases: laboratores, oratores y bellatores (trabajadores, clérigos y guerreros), e incluso hubo un lema, ora et labora, (reza y trabaja) que deja claro la influencia de la Iglesia.

También fueron fundamentales las universidades como centros de formación y culturización (siendo la Universidad de París una de las más prestigiosas), y las traducciones de manuscritos (como las que se realizaron en la Escuela de Traductores de Toledo) para evitar la pérdida del pensamiento antiguo, como el de Aristóteles, que fue traducido del griego al latín, de modo que Santo Tomás pudo acceder a su filosofía.

Metafísica, teología, conocimiento

Dios y el resto

Al igual que San Agustín, Santo Tomás defiende el Creacionismo, a saber, que Dios crea todo desde la nada. También defiende que no abandona la Creación. Atribuye las mismas características a Dios que San Agustín (omnipotente, omnibenevolente, omnisciente, personal...).

Partirá de una base aristotélica (teoría hilemórfica, ser en potencia y ser en acto...). No obstante, distinguirá dos formas de ser: el ser necesario y los seres contingentes. Una definición de contingencia según la RAE es algo que puede suceder o no suceder [1]. Para Santo Tomás, esto significa que, si puede no suceder, si puede no exisitr, no es necesario para la existencia del Mundo. Veamoslo con un ejemplo: si usted muriera hoy, sin duda sus seres queridos llorarían su muerte. Sin embargo, no por eso el Mundo dejará de existir.

Algo similar es lo que argumentaba Santo Tomás con la contingencia de los seres. Sin embargo, mantiene que sí hay un ser que ha de existir para que el resto pueda hacerlo: Dios. Así, si Dios nunca hubiera existido, nada de esto lo haría.

Para comprender esto es fundamental relacionar estos conceptos con la teoría hilemórfica de Aristóteles y las modificaciones que Santo Tomás incluyó. Recordemos que la teoría hilemórfica sostenía que los seres se componen por materia y forma. En el caso de los seres humanos, esta división corresponde con el cuerpo y el alma. En esta última reside nuestra esencia. Santo Tomás distingue entre existencia y esencia, relacionando la primera con la materia (permite la existencia de un ente material) y la segunda con la forma (permite el establecimiento de una esencia). 

Entonces, para Santo Tomás, todas las esencias posibles (todas las definiciones) existen en potencia, en la mente divina, pero solo algunas lo hacen en acto. Por ejemplo, usted y yo existimos en acto, por tanto, nuestra esencia en potencia ha permitido nuesta existencia en acto gracias al nacimiento. Este filósofo defiende que, para los seres contingentes, su esencia no implica su existencia. Com hemos visto antes, no es necesario que usted y yo existamos para que continúe la vida en el Universo. Ahora bien, como posiblemente esté pudiendo intuir, hay una esencia que sí implica su existencia, y es la de Dios, en vista de que es necesaria para la creación del Universo.

Jerarquía de seres

Este filósofo también establece una jerarquía de seres, en función de su grado de perfección con respecto a Dios [IMG-2]:


[IMG-2]

Como no podría ser de otra manera, Dios ocupa el primer lugar de la jerarquía, por ser el ser más perfecto que existe (no hay nada más perfecto que Dios según este filósofo), además de ser el Creador. Entre los seres humanos y Dios, introduce a los ángeles, en vista de que por su propia esencia no pueden traicionar a Dios, no pueden pecar, mientras que los seres humanos, por el asunto del libre albedrío tratado en San Agustín, sí podemos pecar.

En los últimos tres escalones se encuentran los animales, las plantas, y los seres inanimados, en orden descendete. Los animales por no tener la capacidad de raciocinio, las plantas por no tener la facultad sensitiva, y los seres inanimados por no tener ninguna de las tres facultades (vegetativa, sensitiva, y racional), que discutiremos en la sección de antropología. Cuanto más se desciende en la pirámide, menos perfectos son los seres. Así, podríamos afirmar que Santo Tomás usa a Dios como "barómetro", o para comparar la perfección de los seres. Más similitud con Dios implica más perfección para Santo Tomás.

Demostración de la existencia de Dios: las cinco vías

A diferencia de San Agustín, este filósofo sí trató de demostrar la existencia de Dios de una manera sistemática. Defiende que no se nos hace evidente la existencia de Dios mediante la razón, y por tanto, ha de ser demostrada; aunque sostiene que sí es evidente en sí misma (cuando se demuestra por la fe).

Así, está criticando el Argumento Ontológico de San Anselmo, que argumentaba que, por el simple hecho de ser Dios, por definición, el ser más perfecto, y como su esencia implica su existencia, no es necesaria ninguna demostración más para argumentar la existencia de Dios. Ahora bien, mientras que Santo Tomás comparte que es Dios el ser más perfecto, y que necesariamente ha de existir; no resuelve en que no es necesaria ninguna demostración más, en vista de que para la razón no es evidente.

El Argumento Ontológico de San Anselmo es un argumento deductivo, o, como diría Santo Tomás, un argumento a priori, con el cual, conociendo la causa se infiere el efecto. No obstante, la discrepancia de Santo Tomás con San Anselmo surge porque el primero afirmó que la existencia de Dios sólo se puede demostrar con un método inductivo, o un método a posteriori, ya que conocemos la consecuencia (la existencia de la Creación) y no podemos acceder a la causa (Dios) mediante la razón de manera directa.

En vista de todo lo anterior, Santo Tomás no propone uno sino cinco argumentos, cinco vías, para argumentar la existencia de Dios. Todos responden a la misma estuctura inductiva: en primer lugar se evidencia una característica de la realidad o un fenómeno, y se establece como punto de partida. Como segundo paso se aplicará el principio de causalidad, para explicar el fenómeno como consecuencia. En penúltimo lugar se negará la posibilidad de que exista una regresión infinita de causas, y finalmente se establcerá a Dios como la causa del fenómeno

Esto se entiende mejor viendo, directamente, las cinco vías:

I. DEL MOVIMIENTO: En el Mundo hay movimiento, y todo movimiento es causado por otro ser que estaba en movimiento. Como no puede existir una regresión infinita de causas, la causa que buscamos es Dios. Esta vía es prácticamente la misma que el argumento de Aristóteles para justificar la existencia del Primer Motor Inmóvil

II. DE LA CAUSALIDAD: Ningún ser se puede causar a sí mismo (recuerde la causa eficiente de Aristóteles, y la Teoría de las Cuatro Causas). De modo que para cada ser ha de existir una causa, y como no puede existir una regresión infinita Dios es la primera causa.

III. DE LA CONTINGENCIA: Todos los seres observables son contingentes. Pero, si todos los seres son contingentes, no habría ningún ser del cual dependa la existencia, un ser necesario. Además, los seres contingentes tenemos la posibilidad de no existir, y por tanto debió haber un momento en el cual no existió nada, de modo que ha de existir un ser necesario que creó a los seres contingentes.

IV. DE LA PERFECCIÓN: Todos los seres observables somos imperfectos, tenemos cualidades mejores y peores. Así, todos los seres han de participar de un ser superior, algo que sea perfecto en todas sus cualidades. Entonces, ese ser es Dios, que es acto puro (no puede ser más perfecto, todas sus potencias lo son en acto)

V. DEL ORDEN DEL UNIVERSO: Esta última vía se asemeja al argumento del ajuste fino (fine tuning, en inglés). Parte de la premisa de que existe un orden en la Creación, el cual no ha podido ser posible por azar, si no que ha de responder a un plan. Así, Dios creó el Universo de manera ordenada.

Cada uno de estos argumentos demuestra la existencia de un ser con características específicas (un Primer Motor, una primera causa, un ser necesario, un ser perfectísimo, y una inteligencia ordenadora). Santo Tomás afirmará que sólo un ser cumple con todo esto: Dios.


[IMG-3] (Haga clic en la imagen para verla a pantalla completa)

Razón y Fe

El punto de vista de Santo Tomás con respecto a la relación entre Razón y Fe es relativamente similar al de San Agustín. Ambos estarían de acuerdo en que han de complementarse, pero Santo Tomás no afirmará que ante una contradicción la Filosofía tenga que someterse a la Teología en todos los casos.

Parte de la premisa de que existe una única verdad, negando así la teoría de la "doble verdad" propuesta por el averroísmo latino. Sin embargo, sostendrá que para conocer la única verdad puede haber diferentes caminos. Aún así, mantendrá que la Razón y la Fe tienen sus propios "campos de estudio", pero el punto es que estos campos de estudio pueden coincidir en ciertas zonas. Por ejemplo, en el estudio de Dios, Santo Tomás verá la Filosofía como sierva de la Teología.

En cualquier caso, no se ha de llegar nunca a una contradicción entre Filosofía y Teología, en vista de que ambos son métodos válidos para conocer.

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Abstracción

Santo Tomás plantea un modelo de abstracción prácticamente igual al de Aristóteles. Se parte de la percepción sensible para posteriormente crear una imagen mental mediante la imaginación que es almacenada en la memoria. Finalmente, se podrá comprender el concepto universal mediante el entendimiento agente. El entendimiento paciente o posible sirve para aplicar este concepto universal a casos concretos para poder hacer juicios.

Antropología

Santo Tomás coincide con Aristóteles en lo que respecta a la teoría hilemórfica, como comentábamos anteriormente. Así, el ser humano está compuesto por cuerpo y alma, siendo esta última fundamental a la hora de controlar los impulsos corpóreos. Gracias a que el alma está proveída de la facultad racional, exclusiva de los seres humanos, además de la facultad sensitiva, propia de los animales y los humanos, que permite la sensación, que a su vez permite el contacto con la realidad; y la facultad vegetativa, en posesión de todos los seres vivos, en vista de que realiza las funciones vitales del ser, además de posibilitar el crecimiento.

También comparte que el alma y cuerpo componen una unión sustancial, a diferencia de la unión accidental en Platón. Este último filósofo argumentaba que la unión de alma y cuerpo surge de manera casual, en la cual el alma es prisionera en el cuerpo. San Agustín de Hipona y Platón defendieron esta postura, mientras que Santo Tomás de Aquino y Aristóteles defendían que la unión sustancial era necesaria para que pudiera darse la vida.

Tras la muerte

Ahora bien, si es usted observador quizás se haya planteado una cuestión: ¿Si la unión de cuerpo y alma es sustancial, cómo es que existe la vida después de la muerte (teología escatológica) según Santo Tomás y el dogma cristiano? La unión accidental podía explicar esto, en vista de que el alma continuaría existiendo tras la muerte corpórea. Pero a priori, parece que la union sustancial carece de una explicación; además de que Aristóteles no cuestionó qué sucede después de la muerte. Entonces, Santo Tomás afirmará lo siguiente:

El alma, al ser inmaterial no está sometida al tiempo. Luego en el "periodo" en el cual el alma está separada del cuerpo, esta primera es juzgada por Dios, y tras la resurrección de los muertos se volverá a crear esta unión sustancial, aunque con algunos cambios. Sin duda, no se tratará del mismo modo de existencia, en vista de que nuestro cuerpo será distinto. Se tratará del cuerpo glorioso, de forma que en vez de estar el alma condicionada por el cuerpo, el cuerpo glorioso estará condicionado por el alma.

Ética y política

El propósito y el mal

Santo Tomás defiende que el bien es el objetivo de todo esfuerzo, además de que todo lo que existe tiene un propósito (teleología aristotélica). El fin del ser humano es encontrar la felicidad, la cual sólo se alcanza de manera plena en la otra vida, con la contemplación beatífica de Dios.

Explicará el mal de manera similar a San Agustín, definiendo el mal como ausencia de bien, y justificando así también el problema del mal que surge del libre albedrío. Entonces, para explicar que hay gente que hace el mal o desea el mal, dirá que ellos creen que está bien, afirmando así el intelectualismo moral de Sócrates (para hacer el bien es necesario conocer el bien).

Ley natural y autorrealización

Es importante introducir el concepto de ley eterna, que vendría a ser la que regula la Naturaleza. Este orden se mantiene con la ley física y la ley natural, siendo esta última la relativa al orden en los seres humanos. Esta ley natural consta de tres preceptos fundamentados en un único objetivo: el desarrollo de la esencia humana realizando el bien y evitando el mal. O, en otras palabras, la autorrealización del individuo, mediante el desarrollo de las tres facultades humanas:

I. FACULTAD VEGETATIVA: Conservación de la vida.

II. FACULTAD SENSITIVA: Procreación, educación de los hijos.

III. FACULTAD RACIONAL: Búsqueda de la verdad y respeto de la justicia social.

Según Santo Tomás, estos tres preceptos son evidentes, universales, e inmutables para el ser humano. La capacidad que nos permite conocer y cumplir con la ley natural se denomina sindéresis, y consiste en la capacidad de usar la razón, evitando caer en los vicios naturales. Además, mediante la conciencia se pueden establcer unos preceptos secundarios, adaptados a las condiciones concretas de cada individuo.

Para alcanzar la sindéresis Santo Tomás recurrirá a las virtudes según Aristóteles, a saber, las virtudes éticas y las intelectuales o  dianoéticas. Las primeras son las relativas al hábito y al trato con los demás, en las cuales se ha de buscar un término medio entre dos extremos viciosos (por defecto y por exceso). Las segundas son las relativas al intelecto y al pensamiento, donde se debe buscar el máximo desarrollo posible.

Política, leyes positivas y formas de gobierno

Santo Tomás defiende que el desarrollo completo del ser humano o su autorrealización sólo es posible dentro de una sociedad, en vista de que efectivamente somos seres sociales. Por ello, el fin del estado es el de garantizar el bien común, a través de las leyes positivas, que son leyes creadas por el ser humano para posibilitar el orden. Aunque Santo Tomás va más allá, afirmando que estas leyes deben basarse en los preceptos de la ley natural, para permitir la autorrealización del individuo. Incluso defenderá que, si la ley positiva no se basa en la ley natural, existe el derecho a desobedecerla (aquí podemos ver cómo aboga por un objetivismo moral, al igual que Sócrates). 

Este filósofo optará por las mismas formas de gobierno que Aristóteles: monaraquía (gobierno de uno solo), aristrocracia (gobierno de un grupo), y democracia (gobierno de la mayoría); frente a sus versiones corruptas (tiranía, oligarquía y demagogia; respectivamente). El gobierno será mejor o peor en función de cuánto respete la ley natural mediante el establecimiento de leyes positivas.

Papel de la Iglesia

Por último, argumentará que la Iglesia tendrá un papel fundamental para ocuparse de las cuestiones espirituales, una organización que guíe a las personas a su autorrealización y que incorpore esta religión a la educación. Como el bienestar espiritual es prioritario al bienestar corpóreo, este autor defenderá la subordinación del gobierno y las administraciones a la Iglesia, lejos de una postura laica.

Conclusión

Santo Tomás de Aquino fue, sin lugar a dudas, uno de los filósofos más relevantes de toda la historia, partiendo además de una base aristotélica; y con una apasionante biografía. Su filosofía ha influenciado a muchos otros autores, y estableció un orden filosófico trascendental dentro de la Iglesia.

Junto a San Agustín de Hipona, Santo Tomás es una de las 37 personas que ha recibido el título de Doctor de la Iglesia, indicando su nivel de erudición y sus aportaciones a esta religión. Existe una corriente posterior denominada neotomismo que ha dado una nueva intepretación de las bases establecidas por Santo Tomás. No obstante, la obra tomista ha sido objeto de muchas críticas y discusiones, especialmente en los asuntos relativos a la existencia de Dios (como por ejemplo David Hume con el esceptisicmo) y la relación entre Razón y Fe, dos cuestiones muy discutidas a lo largo de la historia de la Humanidad (incluso a día de hoy).

En el caso de este autor puede ser algo más complejo realizar una lectura de sus escritos, en vista de que son muy extensos, aunque tiene también tratados más cortos, como De ente et essentia (Sobre el ser y la esencia) o Expositio super Credo (Exposición sobre el Credo) [2], [3], [4].

Publicado por: Rubén Cardenal Hernández (originalmente publicado como Rubén C.) el 18 de enero de 2025 a las 2:02 P.M. 

Bibliografía:
[1]: RAE: https://dle.rae.es/contingencia
[2]: Obra de Santo Tomás en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes: https://www.cervantesvirtual.com/obras/autor/tomas-de-aquino-santo-1224-1274-31892
[3]: De ente et essentia, traducido al español - Edizioni Santa Croce: https://www.edizionisantacroce.it/catalogo/teologia/altre-pubblicazioni/352-de-ente-et-essentia.html
[4]: El Credo: exposición del Símbolo de los Apóstoles - Internet Archive: https://ia601708.us.archive.org/13/items/el-gobierno-monarquico-santo-tomas-de-aquino/El%20Credo%20-%20Santo%20Tom%C3%A1s%20de%20Aquino%20%283%29.pdf

Bibliografía no citada en texto:
[N-1]: Web Dianoia: https://www.webdianoia.com/medieval/aquinate/aquino_filo.htm
[N-2]: Apuntes de La Lechuza de Minerva: https://lalechuzademinerva.es/historia-de-la-filosofia/
[N-3]: Clases de Hª de la Filosofía de 2º de Bachillerato en mi instituto público, Madrid.
[N-4]: A. C. Grayling, Historia de la Filosofía, Ariel (edición de febrero de 2022), Capítulo de Santo Tomás de Aquino (ISBN 9788434433809)
[N-5]: Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Tom%C3%A1s_de_Aquino
[N-6]: Platonto: las 5 vías: https://www.youtube.com/watch?v=WNtaOOdTgOQ
[N-7]: Wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Doctor_de_la_Iglesia

Imágenes:
[IMG-1]: Dominio público, Wikimedia Commons, https://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/e/e3/St-thomas-aquinas.jpg
[IMG-2], [IMG-3], [IMG-4]: Elaboración propia con Microsoft PowerPoint, licenciado con CC BY 4.0. (Creative Commons), por Rubén C.

miércoles, 1 de enero de 2025

El pensamiento de San Agustín de Hipona resumido para selectividad (2025) (artículo Nº 14)

Tras haber tratado la filosofía aristotélica en el artículo previo, abandonamos la etapa antigua para entrar a la etapa medieval. La reflexión pasará de ser en relación al ser humano; y la Naturaleza (esta última antes del giro antrpológico) al asunto de Dios, tratando de responder preguntas como las siguientes: ¿Existe un dios? ¿Existe el Dios cristiano? ¿Dios es bueno? ¿Existen el cielo y el infierno? ¿Existe el perdón de Dios? ¿Cómo crea Dios? entre otras...

Recuerde que el comienzo de la Edad Media se sitúa generalmente alrededor del 476 D.C. con la caída del Imperio Romano de Occidente, esto sucede dentro del S. V D.C.. Así, alrededor del año 1 D.C. nace, en principio, Jesús de Nazaret, un personaje histórico de los más influyentes de toda la historia de la Humanidad, por ser el predicador de la religión cristiana, que tanta relevancia ha tenido y tiene a lo largo de toda la historia. Un claro ejemplo es mismamente el calendario que usamos, el calendario gregoriano, que sitúa el nacimiento de Jesús como el principio de todo.

Entre Aristóteles (S. IV A.C.) y San Agustín de Hipona, filósofo cuyo pensamiento trataré de abordar en este artículo (S. IV-V D.C.) hay unos 8 siglos de diferencia. Durante este tiempo la Filosofía no ha estado inactiva, aunque en selectividad no entra ningún autor relevante de estas épocas. Más adelante, haré un artículo en relación a las escuelas helenísticas. Quizás le suenen las escuelas estoicas, escépticas, y epicúreas, entre otras.

Por último y antes de entrar directamente con San Agustín, hemos de aclarar una polémica que existe con los filósofos cristianos. Usted no necesita creer en nada de lo que dicen para entenderlo. Puede estar o no de acuerdo con lo que argumentan. Me parecía importante aclarar esto porque a algunos alumnos (yo pequé con el ejemplo) nos costaba entender este filósofo por no ser cristianos y no creer lo que dice. No ha de infravaolorar o sobrevalorar a este filósofo por el simple hecho de ser cristiano.

Ahora bien, le recuerdo que cualquier filósofo, y en general cualquier argumentación ha de ser vista desde un punto de vista crítico. Este es uno de los motivos por los cuales es importante aprender Filosofía, para aprender a criticar.

Contexto histórico e influencias

Como explicábamos al comienzo, el Imperio Romano de Occidente cae oficialmente en el 476 D.C., con al derrota de Rómulo Augusto por Odocaro, el rey de los hérulos; tras haber pasado el Imperio por una época decadente. San Agustín de Hipona nace en Tagaste, actual Argelia, en el año 354 D.C., y fallecerá en Hipona, en el 430. Por tanto, vivió la época decadente del Imperio.

El cristianismo pasó de ser una religión perseguida en el Imperio, a convertirse en legal con el Edicto de Milán (un acto jurídico) en el 313 D.C., por el emperador Constantino, y en culto oficial en el 380 por Teodosio I. Sin embargo, San Agustín pasa por varias religiones antes de convertirse finalmente al cristianismo, siendo de las más importantes el maniqueísmo. Los maniqueos defendían que el mal poseía existencia ontológica propia, como el bien. De forma que el bien y el mal estarían en una lucha constante, una lucha entre luz y tinieblas, entre el "Padre de la Majestad" y el "Rey de las Tinieblas".

No obstante, esta perspectiva no le daba mucha paz, digámoslo así, a San Agustín, de modo que finalmente termina convirtiéndose al cristianismo tras una juventud repleta de pecados (su hijo, Adeodato, nació fuera del matrimonio, por ejemplo). Sin embargo, el modelo cristiano no era perfecto, y este autor tuvo que enfrentarse a algunas cuestiones filosóficas, como el problema del mal, que trataremos en profundidad más adelante. Este cuestiona el hecho de que, si Dios es bueno, ¿cómo es posible que exista el mal en su creación?

Así, San Agustín [IMG-1] fue de los más importantes filósofos de la época medieval, tratando principalmente cuestiones relacionadas con Dios. Se suele decir que San Agustín "cristianizó" la filosofía de Platón, como hará dentro de casi 1000 años Santo Tomás de Aquino con la filosofía aristotélica.


[IMG-1]

Metafísica, Teología y Epistemología; DIOS

Justificación de la existencia de Dios

San Agustín habla de dos formas de demostrar la existencia de Dios. La primera es mediante la Fe. Este concepto se puede definir de varias formas: en un contexto más general, se podría definir como una fuerte creencia en algo, con o sin pruebas. Sin embargo, bajo la filosofía de San Agustín este concepto es esencial y complementario a la Razón, como trataremos más adelante.

Entonces, mediante la Fe San Agustín afirma la existencia de Dios. No obstante, planteará varios argumentos para demostrar su existencia mediante la Razón:

La existencia de Dios, técnicamente hablando, no es demostrable. Al igual que tampoco se puede demostrar su no existencia. De modo que este debate es de los más relevantes en la Filosofía, junto al de libre albedrío que trataremos más adelante.

Todo lo que hay son argumentos, a favor o en contra, de la existencia de Dios. Uno de los más interesantes a mi juicio es el argumento del ajuste fino (o fine tuning, en inglés), que argumenta que en el Universo existen una serie de constantes, como por ejemplo el Número de Avogadro, la Velocidad de la Luz o la Constante de Gravitación. Estas constantes están tan precisamente ajustadas, que un pequeño cambio en una de ellas provocaría que no se pudiera dar la vida [1]. Así, se puede usar este hecho para argumentar que estas constantes han sido establecidas por un dios, un ser intelectual que ha diseñado el Universo; suponiendo que no se hayan dado por azar.

Versiones más simples de este argumento ya fueron planteadas por filósofos de la antigua Grecia, como el nous de Parménides, que viene a ser una inteligencia ordenadora del Universo. San Agustín sigue una línea de argumentación similar, afirmando que un mundo tan perfecto y ordenado no puede ser causa del azar. Este argumento sería el argumento cosmológico, por el orden del cosmos.

Otros argumentos son el de consenso (la mayoría de los hombres entonces creían en Dios; y si lo piensa, todas las religiones tienen en común el hecho de tener agún tipo de deidad), el psicológico (a través de nuestra alma podemos descubrir a Dios, de una manera similar a lo que planteaba Platón con la Teoría de la Reminiscencia), y finalmente, el epistemológico (existen una serie de ideas inmutables en nuestra alma, como la idea de Justicia o la idea de Bien en Platón. Estas ideas no pueden provenir de lo material, puesto que está en constante cambio, de forma que han de provenir de Dios).

Creación del Universo

San Agustín defiende una postura creacionista, a saber, que todo ha sido creado por Dios desde la nada. Para explicar el proceso de creación, recurre a una teoría similar a lo que proponía Platón con el Demiurgo. La Teoría del Ejemplarismo que propone San Agustín afirma que Dios crea los seres a partir de ideas perfectas, ideas que no están en un Mundo de las Ideas si no en la propia mente perfecta de Dios. Se podría decir así que el Mundo de las Ideas está contenido por Dios. A estas ideas las llamaremos arquetipos. Además hablaba de las razones/rationes seminales, que vienen a ser semillas que son introducidas en la materia, de la cual surgirán progresivamente seres en el futuro.

De igual manera a como argumentaba Platón, San Agustín defendía la existencia de materia y forma (esencia). Regresaremos a esto más adelante, en la sección de antropología.

Este autor atribuye a Dios la perfección, además de ser omnipotente (que tiene todo el poder, que todo lo puede), omnisciente (que todo lo conoce), eterno, imperturbable, infinitamente bueno o omnibenevolente, y además le atribuye la cualidad de ser personal. Entonces, todos los seres humanos somos copias imperfectas, creadas a imagen y semejanza de Dios (¿no le recuerda esto a Platón, con las ideas y las copias?).

Problema del mal

Ahora bien, cuando San Agustín afirma que Dios es bueno, se enfrenta a un importante problema: ¿por qué existe el mal? Si dios es realmente bueno no hubiera permitido la existencia del mal en La Tierra.

En el siguiente esquema [IMG-2] vemos un resumen de la Paradoja de Epicuro, autor que ya abordó el problema del mal:


[IMG-2]

Como podemos ver, Epicuro argumentaba así que es imposible que exista un Dios omnipotente, omnisciente y omnibenevolente (infinitamente bueno) al mismo tiempo. Sin embargo, San Agustín pensaba distinto: él sostenía que el mal existente en la creación era necesario para que pudiera existir un bien mayor: la libertad. Este filósofo era partidario del libre albedrío, que es la postura que afirma que los seres humanos tenemos verdadera capacidad de elección.

El debate del libre albedrío es uno de los más importantes y discutidos en toda la Historia de la Filosofía. A continuación presento un esquema [IMG-3] con todas las posiciones metafísicas de este debate:

[IMG-3]

Como puede ver, no se trata de determinismo contra libre albedrío. Existe la posibilidad de que ambos sean compatibles. No obstante, este debate es muy complejo y no podemos entrar aquí en materia. Pero tenemos que decir que San Agustín defendía el libre albedrío, puesto que en un universo determinista duro (determinismo sin libre albedrío) no tendría sentido que los pecadores fueran castigados, al no haber elegido pecar. Tampoco tendrían sentido los conceptos de responsabilidad y justicia. Además, San Agustín sostuvo que en ausencia del libre albedrío el hombre sería incapaz de obrar correctamente. Sin embargo, muchas personas obran correctamente, de forma que el libre albedrío tiene que existir (se trata de una argumentación por método inductivo).

En contraposición al maniqueísmo al que San Agustín estuvo adherido por un tiempo, sostuvo que el mal era ausencia de bien, o ausencia de perfección, de forma que no tendría existencia propia. Puede usted recurrir al ejemplo de la luz y la oscuridad, siendo la oscuridad (el mal) ausencia de luz (el bien).

Razón y Fe, Teoría del Conocimiento

San Agustín se aproximó de cierta manera al "pienso, luego existo" de René Descartes. Él dijo la "me engañan, luego existo". Además, afirmó la existencia de la verdad, en vista de que la negación de la existencia de la verdad se contradice a ella misma, puesto que al negar algo afirmas la verdad de dicha negación, por tanto ha de existir la verdad.

Este autor afirma que la Fe y la Razón son formas complementarias de conocer: "Intellige ut credas, crede ut intelligas" (entiende para creer y cree para entender). Así, la Razón sería representada por la Filosofía, y la Fe por la Teología y la Revelación divina. No obstante, ante una contradicción San Agustín decía que la Fe debía predominar frente a la Razón.

De manera similar a como hizo Platón, San Agustín realizó una división de los grados del conocimiento. Su "doxa" (opinión) sería lo que el denominó el Conocimiento Sensible, cuyo origen reside en los sentidos. El "epísteme" (sabiduría) quedaría dividido en dos: el Conocimiento Racional Inferior o las Ciencias, basada en el método inductivo para averiguar los principios universales; y el Conocimiento Racional Superior o Filosofía, que permite el conocimiento de lo inmutable, aquello que no proviene de los sentidos.

Paralelamente a la Teoría de la Reminiscencia, San Agustín de Hipona postuló su Teoría de la Ilumiación, y afirma así que al más puro conocimiento, el Racional Superior o Filosofía, sólo se podría acceder mediante un proceso de introspección, en vista de que Dios ha puesto estas ideas inmutables en cada una de nuestras almas.

Antropología y moral

Al hablar San Agustín de un Dios personal, afirma que nosotros, los humanos, estamos hechos a imagen y semejanza de Él. Luego los seres humanos tendremos una parte que proviene de los animales (la concupiscible e irascible en Platón), y una parte divina (la razón). Este filósofo defendió la unión accidental de Platón, con un cuerpo mortal y un alma inmortal que ha de buscar la salvación. 

Contempló así tres virtudes en el alma humana, relacionando cada una de las virtudes con los tres personajes de la Santísima Trinidad. Al Padre le atribuye la memoria, la capacidad de recordar el pasado y relacionarlo con el presente, posibilitando así la creación de una identidad. Al Hijo le asigna la inteligencia o el entendimiento, el cual permite la resolución de problemas y el alcanzamiento de la Verdad. Y finalmente, al Espíritu Santo le concede la voluntad, que es la facultad que impulsa al ser humano a encontrar el amor y la felicidad en Dios. Entonces, San Agustín afirma que el alma debe gobernar el cuerpo, con objeto de lograr ese amor a Dios y unificarse con Él.

El Pecado Original

¿Y qué sucede con el Pecado Original? Por si no lo conoce, La Biblia, el texto sagrado de la religión cristiana, narra la historia de Adán y Eva en el capítulo del Génesis, los primeros seres humanos sobre la faz de La Tierra. Dios les concede el privilegio de vivir en el Jardín del Edén, del cual serían expulsados si tomaban el fruto prohibído del árbol del conocimiento del bien y del mal. Sin embargo, una serpiente convence a Eva para tomar el fruto, y seguidamente Adán lo prueba, de forma que son expulsados del Jardín del Edén. La siguiente imagen corresponde a una obra artística del momento recién descrito [IMG-4]:


La Reprensión de Adán y Eva, Charles-Joseph Natoire [IMG-4]

Como han cometido un pecado y son los primeros seres humanos, en principio ese pecado será transmitido a toda la descendencia, es decir, a toda la Humanidad.

Como vimos anteriormente en la sección de Metafísica, San Agustín defiende que con el libre albedrío el ser humano podrá obrar bien (u obrar rectamente, como él dice). Sin embargo, teniendo en cuenta el Pecado Original, San Agustín argumenta que es necesario algo más para lograr la salvación del alma: la gracia de Dios.

Hubo doctrinas que se opusieron a esta idea, como el Pelagianismo, que argumentaba que el pecado no se transmite a la descenencia, y el Traducionismo, que sostenía que el alma de los hijos se hereda de los padres, negando así el Creacionismo agustiniano, que afirmaba que cada alma es creada por Dios al momento de nacer. Así, San Agustín razonaba que el Pecado Original no se transmite a través del alma si no del cuerpo.

Tipos de mal (ÉTICA)

En la sección con respecto al Problema del mal tratamos efectivamente la justificación que elabora San Agustín con respecto a este. Sin embargo, restaría añadir que este autor diferenció dos tipos de males:

El mal físico, terrenal o natural es el causado por agentes ajenos al hombre, ya sea una enfermedad, una catástrofe natural, etcétera... Este filósofo justifica este tipo de mal como vimos anteriormente, siendo este mal una especie de "medio indirecto" hacia un bien mayor.

El mal moral es el causado por un mal uso del libre albedrío que Dios ha concedido a los seres humanos. Como vimos anteriormente, es necesario que exista el libre albedrío, según San Agustín, para que el ser humano pueda obrar rectamente. Como consecuencia de ello, no es Dios el culpable de los malos actos, si no la persona, el pecador, por haber usado el libre albedrío contrariamente al propósito por el cual le fue concedido.

Política, Ética, y Filosofía de la Historia y del Tiempo

La cuestión del Tiempo

Este autor concibe la historia de forma lineal, con un principio (la creación), y un final (Juicio Final). También trata la cuestión del propio tiempo, tan difícil de explicar (¿usted nunca se lo ha planteado?), afirmando lo siguiente:

"Si me pides que me encuentre contigo mañana a una hora determinada, puedo hacerlo; pero, si me preguntas qué es el tiempo en sí mismo, carezco de respuesta." - San Agustín de Hipona [2].

Incluso a día de hoy no hay un consenso global con respecto al asunto del tiempo. Podemos llegar a decir que es "lo que tardan las cosas en cambiar", pero ese "lo que tardan" hace alusión directa al tiempo, y no se puede definir algo utilizando el mismo concepto.

Este es uno de los asuntos más complejos en su filosofía, y hay quién argumenta que en algunos puntos es contradictoria, como con la cuestión de la presciencia (conocimiento del futuro) de Dios y la inexistencia del futuro [2]. San Agustín afirma que el tiempo es creado por Dios durante el proceso de creación, de modo que Dios es "externo" al tiempo, no se ve afectado por él. 

A modo de broma, se cuenta que cuando alguien preguntaba a San Agustín que qué hacía Dios antes de crear el Mundo, respondía: "Crear el infierno para quienes hacen ese tipo de preuguntas."

La Ciudad Terrenal y la Ciudad de Dios

En último lugar y en función del tipo de amor que uno tenga, este autor distingue dos tipos de ciudades:

Para aquellos que se amen a sí mismos por encima de todo asignará la Ciudad Terrenal. En esta Ciudad, será necesario el establecimiento de leyes para poder mantener cierto grado de paz, en vista de que sin ellas cada persona tenderá al bien individual, fomentando el desarrollo del caos.

En contraposición, para quienes amen a Dios por encima de todas las cosas hablará de la Ciudad de Dios, Ciudad en la cual las leyes no son necesarias gracias a que cada ser humano sabe lo que tiene que hacer y no dañará al prójimo.

En vista de lo anterior, San Agustín sostendrá que, tras el Juicio Final, la Ciudad de Dios se instaurará en La Tierra para quienes lo merezcan.

Conclusión

En este artículo he tratado de resumir la filosofía de San Agustín de Hipona de un modo relativamente ameno. Este autor fue, como decía, el primer gran filósofo del medievo, un periodo que durará algo más de un milenio, donde la Filosofía se centrará en la cuestión de Dios, con el auge del cristianismo como religión en Occidente.

La filosofía de cualquier autor ya es compleja de por sí, pero, generalmente hablando, podemos observar una tendencia a ser más específica y compleja (no por ello menos elegante); de modo que será más difícil el poder resumir todo el pensamiento de los autores.

Si está interesado en la filosofía de este autor, sepa que en la sección de Bibliografía le brindo las principales fuentes a las cuales he accedido para tratar la filosofia agustiniana. Asímismo, puede ser interesante la lectura (completa o parcial) de alguna de sus obras, como Confesiones o Ciudad de Dios.

Me despido deseándole un próspero 2025, en el cual, la Filosofía no falte.

Publicado por: Rubén C. el 01 de enero de 2025 a las 7:43 P.M.

Bibliografía:
[1]: https://www.youtube.com/watch?v=dxA-gdq_LUs
[2]: A. C. Grayling, Historia de la Filosofía, Ariel (edición de febrero de 2022), Capítulo de San Agustín de Hipona (ISBN 9788434433809)

Bibliografía no citada en texto:
[N-1]: https://blog.cervantesvirtual.com/caida-del-imperio-romano
[N-2]: Web Dianoia - https://www.webdianoia.com/medieval/agustin/agustin.htm
[N-3]: Jostein Gaarder, El Mundo de Sofía, Siruela (edición de enero de 2024), Capítulo de la Edad Media (ISBN 978-84-9841-451-6). Puede adquirir aquí el libro en cuestión: https://www.casadellibro.com/libro-el-mundo-de-sofia/9788498414516/1726492
[N-4]: Platonto: https://www.youtube.com/watch?v=DL16U2oj3eM
[N-5]: Apuntes de San Agustín de Hipona en La Lechuza de Minerva: https://lalechuzademinerva.es/historia-de-la-filosofia/
[N-6]: Clases de Hª de la Filosofía de 2º de Bachillerato en mi instituto, Madrid.

Imágenes: 
[IMG-1]: ambito lombardo, Public domain, via Wikimedia Commons: https://commons.wikimedia.org/wiki/File:Sant%27Agostino_d%27Ippona.jpg
[IMG-2]: https://rebelion.org/wp-content/uploads/2023/08/Epicuro.jpg
[IMG-3]: User:RobertGderivative work: Meldor, CC BY-SA 2.5 <https://creativecommons.org/licenses/by-sa/2.5>, via Wikimedia Commons (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:FreeWillTaxonomy2-es.svg)
[IMG-4]: Charles-Joseph Natoire, CC0, via Wikimedia Commons (https://commons.wikimedia.org/wiki/File:The_Rebuke_of_Adam_and_Eve_MET_DT5746.jpg)