René Descartes fue uno de los más importantes filósofos de toda la historia, como representante de la corriente de pensamiento racionalista, a saber, que basa todo el conocimiento en la razón, y desconfía de los sentidos, de manera similar a Sócrates, Platón, y San Agustín de Hipona.
Contexto histórico e influencias
Descartes nació en la Francia del siglo XVII, una Francia que estaba bastante movida por el pensamiento pirronista. El pirronismo fue una escuela de escepticismo fundada por Pirrón en el S. IV A.C. Sin embargo, generalmente hablando, en Francia se dió este movimiento de una manera exacerbada, de forma que se dudó de todo, y se puso en cuestión todo el conocimiento anterior. Así, surgió una crisis escéptica, debido a que la duda, si no es resuelta, lleva a la inseguridad y a la inacción [1], [2], [3]. También será relevante la tendencia mecanicista que estaba desarrollando la ciencia (el Universo es como una gran máquina).
Descartes estudió Derecho en la Universidad de Poitiers, habiendo estudiado anteriormente en el Colegio de los jesuitas de La Flèche. Sin embargo, se encontraba profundamente decepcionado con la educación que había recibido, pues consideraba que no era conocimiento verdadero (exceptuando la Matemática) [1].
De modo que decidió viajar por la Europa y se alistó también al servicio militar en Holanda. De esta manera, conoce muchas personas distintas y mejorará su habilidad de diálogo, algo parecido a lo que ya proponía Sócrates (el verdadero conocimiento no está escrito en un libro, si no vivo mediante la palabra) [4]. Unos 10 años más tarde, se retirará de estos viajes para trabajar su filosofía. Su tratado más famoso es el "Discurso del Método".
Metafísica, epistemología y teología
Descartes no se quedó, como otras personas, "atascado" en la duda. Hemos explicado anteriormente que él se vió influenciado por este escepticismo extremo. Sin embargo, el fue capaz de usar la duda como método (duda metódica). Así, el primer paso fue poner en duda todo lo que conocía. Absolutamente todo. Una vez llegado a este punto, hay una única cosa de la cual era imposible dudar. Él no podía negar que estaba dudando. Que él existía.
Así nacerá el famoso "pienso, luego existo", el cual tiende a ser malinterpretado (pienso, y luego (dentro de un rato) existo), lo cual no tiene ningún sentido. Porque ese "luego" no se refiere al tiempo, si no que es un conector de justificación. Sería equivalente decir "pienso, entonces existo".
Y este sería el primer pilar fundamental, aquello de lo que nunca puede dudar, su propia existencia. Cabe aclarar que esto sucede con independencia del libre albedrío o del determinismo. En cualquier caso existes, y no puedes dudar de ello.
Previamente ha tenido que dudar de todo lo anterior. Ha dudado de los conocimientos que puede obtener de los sentidos, puesto que estos pueden engañarnos. Ha dudado de estar viviendo en un sueño (de manera similar al dilema planteado en The Matrix), puesto que no puede determinar si está despierto o dormido (¿usted nunca se lo ha planteado?). Y, en último lugar, ha llegado a dudar de la razón, con la "hipótesis del genio maligno", que afirma que podría existir un genio maligno que nos haga creer que 2 + 2 = 5 o que dos líneas paralelas pueden cortarse (se plantean asuntos parecidos en 1984 por George Orwell, o incluso se podría llegar a considerar al personaje de Frestón en El Quijote por Miguel de Cervantes Saavedra). De esta manera llega al pienso, luego existo.
Descartes afirma que el yo es una idea clara, evidente (no se puede dudar de ella), y además distinta (no hay nadie igual que usted, por lo que no puede confundir su identidad con la de otra persona).
Entonces, hablaba de varios tipos de ideas. En primer lugar consideraba las ideas innatas, a saber, aquellas que se tienen desde el nacimiento; a continuación se encuentran las ideas facticias, aquellas elaboradas por la mente, y en último lugar, las ideas adventicias serían aquellas que provienen de los sentidos. Un ejemplo de esta última podría ser la idea de maceta: ve una maceta y piensa en la idea (muy importante aquí no confundir el término "idea", en Platón tendrá un significado distnito que en Descartes). Como ejemplo de idea facticia se suele presentar la idea de sirena, pues necesariamente ha debido de combinar la idea de mujer y la idea de pez, y esto se ha hecho en su mente (si usted ha visto una sirena en persona, considere hacer una visita al psicólogo).
Y es aquí cuando llegamos a la segunda verdad indudable para Descartes: la existencia de Dios. Según él, la idea de Dios es una idea innata. Usted puede observar que en prácticamente todas las religiones y culturas ha existido la figura de un Dios, o varios. Argumenta además que, como Dios es perfecto, y nosotros somos imperfectos, debemos tener un ideal perfecto al que poder aspirar o en el que nos basemos (alguien perfecto ha tenido que crearnos).
Aquí, Descartes ha sido criticado por "verse obligado a reconocer la existencia de Dios", pues uno de los motivos por los que lo hizo fue para refutar la hipótesis del genio maligno anteriormente explicada, puesto que si Dios existe, será bueno, y no permitirá que me engañe el genio maligno. De esta manera se garantiza la posibilidad de conocer.
Método cartesiano
Por otro lado, Descartes trató de encontrar un método válido para todas las ciencias, de forma que, siguiendo rigurosamente este método, no pudiera equivocarse. Contemplará entonces dos posibilidades: la intuición (o luz natural), cuyo conocimiento se nos presenta de manera irrefutable, por tratarse de conocimiento simple y claro, y la deducción, un método más complejo basado en la sucesión de ideas simples para llegar a conclusiones verdaderas.
Descartes divide el método cartesiano en cuatro fases, de manera bastante similar a lo que se hace en un problema de Matemática (no olvidemos que Descartes también fue matemático). El primer paso será la evidencia, que consiste en partir únicamente del conocimiento verdadero, el claro y evidente. A continuación está el análisis, que consiste en la división del problema en fases y comenzar con la resolución. En tercer lugar, está la síntesis: una vez terminado el análisis, se volverán a recomponer los resultados de este para llegar a una conclusión. Finalmente se hará un repaso o enumeración, en la cual se han de revisar todos los pasos. Si se superan con éxito estas cuatro frases, se habrá resuelto la cuestión.
Esto es lo que usted hace al resolver un problema de Matemática. Partirá de unos datos concretos junto con unos axiomas (principios de la Matemática), y realizará el problema por fases, hasta llegar a la conclusión final. Finalmente, repasará los cálculos y las fórmulas por si se ha confundido en algo.
Las tres sustancias
Este filósofo consideraba tres tipos de sustancias, metafísicamente hablando. Consideraba que algo era una sustancia si existe por sí mismo. Entonces, ya hemos hablado de una primera sustancia que sería propiamente la sustancia de Dios, la res infinita. Es imprescindible que Dios sea su propia sustancia, porque nosotros, los seres humanos, no podemos estar compuestos por lo mismo que él. Así, también hablará de la res extensa (lo material, y para los humanos el cuerpo), y la res cogitans (el pensamiento). Entonces, estas tres sustancias pueden existir por sí mismas, de las cuales los seres humanos estaremos formados por dos de ellas (res extensa y cogitans).
Antropología y moral
Como bien acabamos de ver en el epígrafe anterior, el ser humano está compuesto por res extensa (el cuerpo) y res cogitans (la mente y el alma).
Descartes argumentaba además que la glándula pineal servía como puente entre la res cogitans y la res extensa, puesto que de algún modo tenían que estar conectadas.
Además, afirmaba que nuestro cuerpo, y todo lo situado en la res extensa, estaba sujeto a las leyes de la Física, con una percepción completamente determinista. Entendió así el cuerpo humano como una gran máquina en la que todo está determinado.
Sin embargo, él sostenía que el alma (y la mente), por su parte, era libre e independiente del cuerpo. De forma que no era completamente determinista, en vista de que no negó la libertad de pensamiento. No obstante, Descartes no filosofó demasiado con respecto al destino del alma tras la muerte corporal.
Descartes advirtió que ha de ser el alma, la res cogitans, la que gobierne sobre el cuerpo, la res extensa. Aquí podemos observar una similitud con el Mito del carro alado, siendo la sabiduría la virtud predominante (alma racional de Platón). Así, la moral de René Descartes basaría el alcanzamiento de la felicidad mediante el gobierno del alma (res cogitans) en el cuerpo, de forma que el sujeto no estaría condicionado por las pasiones corpóreas, alcanzando así la libertad.
A pesar de esto, Descartes no avanzó demasiado en su filosofía con respecto a la moral. Pero teniendo en cuenta que su proyecto filosófico se basa en la duda, se vió obligado a establecer una moral provisional. Esto lo hace para evitar verse afectado por la inacción. Al principio de este artículo vimos que había una fuerte tendencia al escepticismo extremo, la cual acababa derivando en inacción por culpa de la duda. E incluso hoy en día, muchas personas pierden oportunidades a causa de la duda (yo mismo he pecado con el ejemplo).
De esta manera, con el establecimiento de una moral provisional, Descartes se aseguró el poder continuar con su vida, porque tardó muchos años en establecer formalmente su filosofía. Este es un claro ejemplo de que la Filosofía no ha de ser "sólo teórica", puesto que está relacionada con la misma realidad. Los filósofos no son personas que únicamente viven pensando, en contraposición al fuerte estigma asociado a la Filosofía.
Algunas fuentes [5], [6], resumen esta moral provisional en las siguientes máximas:
Sin embargo, y como comentábamos anteriormente, Descartes no profundizó demasiado en su proyecto moral.
Conclusión
En este artículo ha sido tratada la filosofía de René Descartes, de manera breve y orientada principalmente al examen de selectividad de Madrid de 2025. Si tiene más interés en el pensamiento de este autor, podría leer el Discurso del método, u otras obras de su autoría. Es interesante añadir que estas obras son gratuitas, puesto que pertenecen al dominio público por su antigüedad [7].
Sin duda, este autor es un punto clave para comprender la filisofía racionalista, y el determinismo que tanto auge estaba teniendo en la Francia del siglo XVII. Demostró que la duda puede ser una gran camino si es bien comprendida y se va más allá. No obstante, David Hume tratará de rebatir los argumentos filosóficos de Descartes bajo la corriente empirista.
Publicado por: Rubén Cardenal Hernández (originalmente publicado como Rubén C.) el 21 de diciembre de 2024 a las 10:55 P.M.
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